De Bull Dog, para Cipriano

Daireaux

Emocionante homenaje de Bull Dog a Cipriano Falgensteim

18:01:54 – 11/09/2021

La secuencia de fotos emociona. La realidad es muy triste. Un estadio de fútbol con decenas de niños que tendrían que estar corriendo detrás de una pelota, pero entran en fila respetuosamente y en medio de aplausos para recordar a su compañero de equipo que se fue hace casi un año.

Por pedido de sus técnicos, se ubican en el círculo central: unos, con la casaca aurirroja de Bulldog; otros, con la roja y blanca de Empleados de Comercio.

Detrás, ingresa a la cancha la familia de Cipriano Falgensteim, encabezada por Lucía y Franco, sus papás. Ella, abrazando la 4, esa remera que tantas veces habrá vestido su hijo con la ilusión de hacer un gol, de dar un pase, de quitar un balón. Hoy está vacía. Sin su dueño. Llena de recuerdos, pero también de lágrimas.

Desde el vestuario, vienen caminando los capitanes con nueve globos blancos atados a un cartón con la camiseta de Bull Dog y un “Cipri” como leyenda.

Ambos se ubican en el centro. Su técnico Nicolás Luna habla, pero lo puede la emoción. Al minuto de silencio solo lo rompe el sonido del fuerte viento que, segundos después, empujará los globos al cielo buscando llevar esa remera de cartón a esa tribuna divina desde donde Cipriano ve todos los partidos de su equipo.

En el centro, una bandera se expande. Está firmada por sus compañeros del Perro: “Es muy difícil encontrar un buen amigo, más difícil todavía es dejarlo, pero imposible es olvidarlo”.

Entre llanto y abrazos, cada uno de los chicos forma fila para saludar a Franco y a Lucía. Se van al vestuario y la familia se retira lentamente de la cancha. En silencio. Porque hay momentos en donde las palabras sobran. Porque desde aquel 16 de septiembre, ya nada es igual.

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